Un poema de Fernando Monteiro


Fernando Monteiro es un poeta, cineasta y novelista brasileño nacido en Recife en 1949. Entre sus obras podemos encontrar su libro de poesía Memória do Mar Sublevado (1973); O Rei Póstumo, que mereció en 1975 el premio Othon Bezerra de Melo, de la Academia Pernambucana de Letras. Su libro de poesía Ecométrica, (premio nacional de la UBE-Río1984) fue elogiado por Camilo José Cela. Tiene también los libros: A Múmia do Rosto Dourado do Rio de Janeiro (2001), O Grau Graumann (2002), As Confissões de Lúcio, de 2006 y un libro de crítica: Brennand (1986). El poema que traduzco y presento apareció en una revista de poesía brasileña del año 1980, Leia poesía. Os piratas atacam!. En donde aparecen varios poetas brasileños, entre ellos Ledo Ivo y Fernando Monteiro.

José P. Serrato



No caben las cosas en el departamento


No caben las cosas en el departamento
Los muebles pesan de pronto
Cada objeto sobra de sí mismo
-y lo que pasó,
lo que pasó principalmente:
No pudo ir con la familia.

Está entrañado de tiempo,
todo lo que la casa guardó,
todo lo que la casa recogió avaramente
ya fueran compras de Navidad, regalos
brindis, sorpresa, suvenir,
o compra hecha “para siempre”:
la sala, la cama, el reloj de pared,
que prometía contar las horas
de una felicidad eterna.

No fue así
-pero no cabe ni el sollozo
en el espacio higiénico
en el vacío de vidrio y cemento
donde no se repite el eco
y se abre una ventana ciega
más arriba de la lluvia.

Allí se debe vivir con discreción
perfecta, a prueba de agua,
como los relojes que nada cuentan del tiempo
pues el departamento tiene paredes finas
y ninguna sensibilidad para la lágrima,
la risa o el rechinar de las camas
como antiguamente
anunciando el amor
-cuando había Amor.





Não cabem as coisas no apartamento


Não cabem as coisas no apartamento
Os móveis pesam de repente
Cada objeto sobra de si mesmo
- E o que passou,
O que passou principalmente:
Não pode ir com a familia.

Está entranhado de tempo
Tudo que a casa guardou,
Tudo que a casa recolheu avaramente
E já foi compra de Natal, presente,
Brinde, surpresa, lembrança de viagem
Ou compra feita “para sempre”:
A sala, a cama, o relógio de parede
Que prometia contar as horas
De uma felicidade eterna.

Não foi assim
- mas não cabe nem o lamento
No espaço higiénico,
No vazio de vidro e cimento
Onde não repercute eco
E se abre uma janela cega
Muito acima da chuva.

Ali se deve morar con discrição
Perfeita, à prova de agua
Como os relógios que nada contam do tempo,
Pois o apartamento tem finas paredes
E nenhuma sensibilidade para a lágrima
O riso e o ranger das camas
Como antigamente
Anunciando o amor
-quando havia Amor.

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